Todos los años, 1 de cada 5 comunidades de propietarios se plantean el cambio de administrador de fincas por la ineficacia en la resolución de problemas del mismo.
La demora en las gestiones básicas de la finca por mecánicas de trabajo poco ágiles unida a una falta de comunicación del administrador cuya respuesta siempre se dilata en el tiempo suelen ser las causas más comunes de cambio.
A esto se suma en ocasiones un trato poco personal del gestor y una falta de empatía materializada en la falta de escucha a las demandas de los vecinos.
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